Es un misterio sí...pero hay algo tan sencillo y a la vez tan delicado como una rosa en una copa de cristal? Que combinación más acorde, este verso con esta pintura, que encajan tan bien. Gracias a ti, he podido saber de este pintor y escritor, para mí antes desconocido. Seguro, que este collage tan bonito y delicado le habría gustado incluso a él.
Floren, muchas gracias por apreciar mi particular homenaje a los homenajes del gran Ramón Gaya... Sin esos versos de Felipe Benítez Reyes no hubiera sido posible, parecen escritos pensando en todas y cada una de la copas de cristal vacías o llenas de rosas de los preciosos homenajes de Ramón Gaya y el misterio que evocan.
Ramón Gaya es el pintor de lo inasible, de lo que no se peuede expresar con palabras; en realidad es un homenaje a aquello que se nos escapa de entre los dedos pero, no obstante, permanece, en la retina, en la memoria, en la piel. Los versos, las palabras, por el contrario, hacen justo lo opuesto: fijar aquello que es pensamiento, que es emoción. Y he aquí la conjunción de ambas cosas: un collage que es un homenaje en sí mismo, a sí mismo, a su naturaleza conciliadora, puesto que es capaz de unir lo que escapa con lo que permanece. Ahí es nada.
Es un misterio sí...pero hay algo tan sencillo y a la vez tan delicado como una rosa en una copa de cristal?
ResponderEliminarQue combinación más acorde, este verso con esta pintura, que encajan tan bien.
Gracias a ti, he podido saber de este pintor y escritor, para mí antes desconocido.
Seguro, que este collage tan bonito y delicado le habría gustado incluso a él.
Floren
Floren, muchas gracias por apreciar mi particular homenaje a los homenajes del gran Ramón Gaya... Sin esos versos de Felipe Benítez Reyes no hubiera sido posible, parecen escritos pensando en todas y cada una de la copas de cristal vacías o llenas de rosas de los preciosos homenajes de Ramón Gaya y el misterio que evocan.
EliminarRamón Gaya es el pintor de lo inasible, de lo que no se peuede expresar con palabras; en realidad es un homenaje a aquello que se nos escapa de entre los dedos pero, no obstante, permanece, en la retina, en la memoria, en la piel. Los versos, las palabras, por el contrario, hacen justo lo opuesto: fijar aquello que es pensamiento, que es emoción. Y he aquí la conjunción de ambas cosas: un collage que es un homenaje en sí mismo, a sí mismo, a su naturaleza conciliadora, puesto que es capaz de unir lo que escapa con lo que permanece. Ahí es nada.
ResponderEliminarAhí es nada, gracias...
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